Las actividades relacionadas con la producción de alimentos son una importante fuente de empleo en los países en desarrollo. De acuerdo con el Banco Mundial esta situación se mantendrá en el futuro y para apoyar el crecimiento de estos empleos es importante incluir a los más jóvenes.
El sector agroalimentario no se limita a la producción, también considera las actividades de almacenamiento, procesamiento, distribución, transporte, logística, el comercio a pequeña escala y la preparación de alimentos. Esto significa que las nuevas generaciones pueden participar en cualquier parte del proceso de forma independiente o asalariada.
Dependiendo del país, existen distintas necesidades económicas y contextos que harán que se tomen decisiones para saber en dónde se necesitan más los jóvenes. Para decidirlo, puede partirse de los binomios escasez/abundancia de tierra, empuje/atracción hacia las zonas agrícolas deficiencia/calificación de los trabajadores.
Empleo de calidad acabará con la pobreza
Según el Banco Mundial, en 2030 habrá más de 1,600 millones de personas en países de medio y bajo ingreso con edad para trabajar. En los primeros, la industria agrícola genera casi 70% de los puestos de trabajo, de ahí que sea importante que los nuevos empleos sean de calidad para que las condiciones de vida de las familias del futuro sean mejores.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) comenta que en América Latina el sector agrícola emplea de 9,6 millones de jóvenes rurales de entre 15 y 29 años y espera que, para 2030, los ingresos para acabar con la pobreza provengan de la siguiente generación de trabajadores del campo.
Lamentablemente en la actualidad, el desempleo en jóvenes es tres veces mayor que el de personas mayores de 25 años. Mejorar el acceso a la tierra y a los financiamientos es fundamental, pero también lo es crear los espacios necesarios para su preparación.
El reporte del Banco Mundial espera que para el futuro crezca la demanda de empleos determinados por la innovación. Gracias a estos avances se promoverá la cultura agropecuaria con el objetivo de hacerla sostenible y resiliente a los cambios climáticos.
Promover estas tecnologías diversificará las oportunidades de desarrollo profesional, potenciará nuevos empleos y ofrecerá mejores formas de generación de empleo con condiciones justas para los jóvenes.
Fuente: Banco Mundial